Este último año, la crudeza de la pandemia de la COVID-19 nos ha recordado el lugar esencial que ocupa la salud en nuestras vidas. Estos meses han traído muchísimo dolor y pérdida a familias y comunidades alrededor del mundo, causando un conjunto de consecuencias indirectas en la salud derivadas de la pandemia.
Esta tragedia nos ha hecho volver la mirada
hacia los trabajadores de la salud, esos hombres y mujeres que dedicaron toda
su capacidad profesional y afectiva a cuidar a cada uno de los enfermos que
llegaba a sus manos a causa del virus. Pudimos conocer el incansable trabajo
del personal de limpieza y conserjería de los hospitales, sin cuyo trabajo
habría sido impensable salir adelante en los peores picos de contagios. Sin
duda alguna, la pandemia nos ha permitido revalorizar al sector sanitario y el
acceso universal a la salud.
Por otra parte, este año ha vuelto a poner en
evidencia la desigualdad del mundo en el que vivimos, como destaca la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que la calidad de vida y la salud
de las personas están condicionadas por su posibilidad de acceder a agua potable,
alimentos, educación, vivienda y empleo. En este contexto, la expansión del
COVID-19 ha sido mucho más potente en los sectores vulnerables, quienes poseen
un menor acceso a los servicios de salud, se desempeñan en tareas con una mayor
exposición y se ven altamente afectados por las medidas de confinamiento y
restricción de la movilidad.
En este marco, la OMS hace un llamamiento a los
líderes internacionales para que asuman un conjunto de medidas que permitan
reducir la brecha de desigualdad en el acceso a la salud a nivel mundial.
Promover una recolección adecuada y fiable de datos sanitarios que permitan
diagnosticar la situación actual y diseñar políticas y planes para reducirla.
Fortalecer el trabajo con las comunidades afectadas, para de forma coordinada
identificar las causas y promover medidas prácticas para ser implementadas.
Abordar las desigualdades activamente, para reducir la desigualdad y garantizar
el acceso a la salud para toda su población. Finalmente, no perder de vista el
carácter mundial de la pandemia y promover un acceso equitativo de vacunas y
tratamientos más allá de las fronteras. Fortalecer los mecanismos de
intercambio y apoyo mutuo entre países para culminar con la pandemia de forma
conjunta.
Desde CECU y FACU queremos agradecer el esfuerzo
inconmensurable de los trabajadores sanitarios y apoyar el desarrollo de
medidas que contribuyan a fortalecer al sistema público de salud y a garantizar
el acceso pleno de todos y todas las personas que habitan el país.
CECU/FACU
Abril 2021
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