viernes, 31 de mayo de 2019

Netflix amenaza con dejar de rodar en Georgia si entra en vigor su ley contra el aborto

Parte de Hollywood llama a boicotear al Estado sureño tras aprobar una normativa que restringe la interrupción del embarazo

Rodaje de la serie de Netflix ‘Stranger Things’ en el estado de Georgia. De izquierda a derecha Ross Duffer, las actrices Millie Bobby Brown y Sadie Sink y Matt Duffer.

Rodaje de la serie de Netflix ‘Stranger Things’ en el estado de Georgia. De izquierda a derecha Ross Duffer, las actrices Millie Bobby Brown y Sadie Sink y Matt Duffer. 
Al Estado de Georgia se lo conoce como el Hollywood del sur. Sus generosos recortes de impuestos a las producciones cinematográficas y televisivas desde 2008 lo han convertido en el escenario de exitosas películas como Black Panther y la saga de Vengadores; y un extenso catálogo de series que incluyen The Walking Dead y Stranger Things. Sin embargo, la estrecha relación que han sembrado el Estado y la industria audiovisual desde hace una década está bajo amenaza desde que el gobernador Brian Kemp firmó a principios de mes una ley que prohíbe el aborto después de detectar el latido del corazón del feto. Varios productores desecharon volver a grabar en el Estado hasta que exista la garantía de que las “libertades civiles de las mujeres no se verán afectadas”. Netflix dijo a la revista Variety que de entrar en vigor la nueva normativa —debería hacerlo en enero de 2020— la plataforma de streaming “repensaría toda la inversión en Georgia”.


Aragón apoya la prohibición de fumar en los coches si hay niños

«Es un momento maduro para dar un paso más», reconocen desde Sanidad

Una persona fuma en un coche, con un menor dentro. -


En algunos países nórdicos o en Japón ya está prohibido fumar en los coches cuando hay menores y en España, desde el Ministerio de Sanidad y la Dirección General de Tráfico (DGT) ya se está estudiando la implantación de una restricción que en el Gobierno de Aragón ven con buenos ojos. «Estamos a favor de todo esto. Creo que nos encontramos en un momento maduro para dar un paso más y darle una vuelta de tuerca a la legislación», señaló a este diario el director general de Salud Pública de la DGA, Francisco Javier Falo.

En esta coyuntura, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) ha publicado una encuesta con motivo de la celebración hoy del Día sin Humo en la que ocho de cada diez personas apoyan la opción de endurecer la ley antitabaco cuando hay niños en el vehículo. Eso sí, ante la posibilidad de que se censure siempre al volante solo un 54,2% están a favor.

«Algo en la sociedad se está moviendo y no sería cuestión solo de ahondar en el consumo de tabaco en los coches, sino también en ampliar los espacios libres de humo, sobre todo para aminorar efectos en el fumador secundario», añadió Falo. En este sentido apostó por «avanzar» en las limitaciones en espacios al aire libre donde hay mucha gente, como por ejemplo los estadios de fútbol. «Hemos tocado la base en cuanto a la reducción de tabaco, nos hemos estancado. Es el momento de las nuevas medidas legislativas y de hacer modificaciones en la ley del 2011.

Fármacos / Otra de las medidas que las Administraciones podrían debatir y poner sobre la mesa es la distribución de «empaquetado genérico» o la financiación de los fármacos destinados a la deshabituación tabáquica. «En Navarra ha habido una experiencia piloto y las comunidades estamos esperando a ver los resultados. Cuanta más gente se lo plantee y se ponga a ello, más lo conseguirán. La meta es avanzar», reiteró el director general.

«La ley del 2011 se quedó corta, por eso se han ido haciendo modificaciones. Su efecto se ha apaciguado», señaló Falo.

En Aragón, durante el 2018 hubo hasta 14 consultas de deshabituación tabáquica, pero la venta de cajetillas de tabaco registró «el primer repunte» desde la entrada en vigor la norma de medidas sanitarias frente al tabaquismo.



Bantierra devolverá los gastos hipotecarios a parte de los clientes

Los que cumplan los requisitos del Supremo recuperarán una media de 1.000 €. El impuesto del AJD lo seguirá abonando el consumidor como dictó el alto tribunal

La sede de Bantierra, en la calle Coso de Zaragoza. - ÁNGEL DE CASTRO


Bantierra devolverá a «una parte» de sus clientes los gastos hipotecarios. Adicae anunció ayer que la Caja Rural de Aragón ha decidido «dejar de litigar» en los juzgados sobre este asunto, lo que, en un principio, abría la puerta a que todos sus hipotecados, tal y como indicó la asociación de consumidores, pudieran recuperar la mitad de los gastos de notaría y gestoría y la totalidad de los del registro. Sin embargo, fuentes del banco cooperativo matizaron después que la decisión solo beneficiará a los clientes «que se ajusten» a las condiciones determinadas por el Tribunal Supremo en su última jurisprudencia. Desde Bantierra eludieron concretar la cifra de beneficiados, pero se pueden ser cientos de hipotecados.

Lo que parece evidente es que muchos de los clientes llamarán a la puerta de Bantierra para comprobar si forman parte de ese grupo de afortunados. Y es que los hipotecados que cumplan las condiciones establecidas por el Supremo podrán recuperar el 50% de los gastos de notaría y gestoría y la totalidad de los del registro, que en conjunto ascienden a una media de 1.000 euros, según Adicae.
Lo que no devolverá la entidad aragonesa es el impuesto de actos jurídicos documentados (AJD), basándose en la sentencia dictada recientemente por el Tribunal Supremo, que dictaminó que es el cliente el que debe pagar este tributo. Un gravamen que de media supone en torno 3.000 euros en cada hipoteca.

La decisión de Bantierra llega después de que Adicae presentara el pasado 27 de febrero en juzgados de toda España 107 demandas colectivas contra la práctica totalidad de los bancos que mantienen en sus escrituras de préstamo hipotecario «cláusulas abusivas» que imponen todos los gastos de formalización de la hipoteca al consumidor. Tras el movimiento de Adicae, el juez admitió a trámite la demanda y ahora Bantierra ha formulado un escrito de allanamiento que en la práctica supone dejar de litigar en los tribunales en el caso de cumplir con todas las condiciones que estableció el Tribunal Supremo y aceptar las peticiones de la asociación de consumidores. Así, la Caja Rural de Aragón declarará nula la citada cláusula y devolverá parte de las cantidades abonadas por sus clientes que cumplan las citadas condiciones.

Aunque de las 107 demandas ya han sido admitidas a trámite 41 en toda España, Bantierra es la primera entidad que ha tomado una decisión en este sentido, según Adicae «Esperemos que más bancos hagan lo mismo porque eso aceleraría mucho el proceso de devolución», indicaron a este diario fuentes de la asociación de consumidores.

LA DEMANDA DE ADICAE / ¿Vas a regalar 1.000 euros a la banca? Ese es el lema con el que Adicae empezó la citada campaña teniendo en cuenta la última jurisprudencia del Tribunal Supremo (mitad de los gastos de notaría y gestoría, y la totalidad del registro), aunque el propósito de la asociación es la recuperación de todos los gastos.

Adicae lamenta que a pesar de que incluso la Fiscalía se ha personado en hasta el momento más de diez demandas, muchas entidades, como ya hicieron con las cláusulas suelo, «siguen poniendo palos en la rueda» para demorar la resolución.

jueves, 30 de mayo de 2019

Por qué evitar el plástico


El plástico es un material maravilloso. Si, has leído bien ¡maravilloso! El mundo moderno no sería realmente moderno sin su presencia. Su valor en campos como en la medicina, el transporte o la tecnología son incuestionables.

Además, es un material de lo más versátil, ¿te has dado cuenta de la cantidad de objetos diferentes que se pueden fabricar con él? No encontrarás otro material más democrático.  Gracias a él artículos que antes sólo eran asequibles a la población más acomodada, ahora están al alcance de todos.

Pero en lugar de estar agradecidos por todas las ventajas que no ha traído, nos hemos convertido en “adictos” y lo usamos sin darle valor ninguno. Ha llegado un momento en el que decir “es de plástico” es sinónimo de algo barato, de mala calidad, desechable. Y ahí es donde nos estamos confundiendo.


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Nueva protesta planetaria de la ‘generación Greta’ por el clima

Los jóvenes preparan un paro mundial al estilo 8-M femenino para lograr sumar a los adultos. Los estudiantes salen a la calle en defensa del medioambiente en 1.600 ciudades de 130 países.

Manifestación de jóvenes ingleses a favor del clima, ayer en Londres. - afp / ISABEL INFANTES


El curso escolar acaba pero la protesta estudiantil contra el cambio climático no pierde fuelle. Al contrario. La segunda huelga mundial liderada por la adolescente sueca Greta Thunberg volvió a sacar ayer a las calles a centenares de miles de jóvenes de más de 1.600 ciudades de unos 130 países. Y habrá más. Tras el respiro vacacional planean un 27-S a semejanza de las protestas feministas del 8-M: un paro mundial del conjunto de la población. Un paso arriesgado que si coronan con éxito dará un nuevo empujón a la lucha por erradicar las emisiones de gases de efecto invernadero.

«Ya va siendo hora de que los adultos se sumen, que toda la sociedad se tome en serio un problema que nos afecta a todos», argumenta Lucas Barrero, el alumno de la Universidad de Gerona que fue el primer en importar a España los Fridays for Future, los viernes de protesta climática. No sólo es un deber de los adultos. Es una necesidad de quienes han sido el alma de la organización. «Ha sido duro estos meses de trabajos de coordinación, de manifestaciones todos los viernes», explica y lamenta que ni siquiera ha podido ponerse aún a «estudiar el examen final del lunes». No lo puede suspender, sino le quitan la beca.

Toca también que «otros colectivos que están actuando de modo disperso unan sus fuerzas en la línea del manifiesto lanzado» el pasado en martes en Madrid junto a las principales organizaciones ecologistas. El texto reclama a los futuros gobiernos la declaración del «estado de emergencia climática», como han hecho ya Gran Bretaña e Irlanda.

EMERGENCIA CLIMÁTICA / En el manifiesto ya participaron nuevas oenegés como Extinción Rebelión España, Madres por el Clima y Profesores por el Futuro, que se han sumado a las manifestaciones. La reclamación de la declaración de emergencia ha sido también uno de los lemas de la manifestación. «Es una urgencia, lo dice la ciencia», advierten. En los últimos meses se han acumulado los estudios científicos que revelan los impactos del calentamiento global y destacan la necesidad de actuar sin demora.

Los exámenes han afectado también a la participación en algunas de las marchas de las 60 ciudades españolas que se han sumado a la huelga. La de Madrid, por ejemplo, que ha reunido a cerca de 1.000 jóvenes en el mismo itinerario que el 15-M llevó a unos 4.500 de la Puerta del Sol al Congreso de los Diputados.

«Para cambios sin precedentes hacen falta medidas sin precedentes», rezaba la reflexiva pancarta de Fridays for Future que abría la marcha. El menor número no ha restado ni un ápice de entusiasmo de los manifestantes que no han parado de gritar «No hay planeta B» o «Si el planeta fuera un banco ya estaría rescatado», mientras mostraban carteles elaborados entre examen y examen. «Si los árboles dieran wifi los plantaríamos como locos», proclamaba uno. Bien que lo saben los adolescentes.

APOYOS / Por fortuna no en todos los países los exámenes son a finales de mayo. En muchos el curso ya ha acabado. En Berlín, Bonn, Hamburgo y multiples ciudades alemanas los estudiantes se han echado en masa las calles. En París se han juntado 20.000. En Estocolmo la ciudad de Greta, pese a que no llega al millón de habitantes, 4.000 jóvenes han secundado a su paisana.

En realidad poco les ha importado si en tal o cual ciudad han participado más o menos jóvenes. «Lo importante es que todos sumemos, aunque estemos en el lugar más aislado del mundo», explicaba una de las portavoces del movimiento madrileño.

En Jerusalén medio millar de estudiantes judíos israelíes y árabes palestinos marcharon juntos hasta la Knéset (Parlamento). Hasta en las convulsas Venezuela y Siria, grupos de jóvenes han tenido el ánimo de poner el cambio climático en la complicada agenda de sus países, aunque haya sido de modo testimonial. Particularmente tierna es la imagen de unos niños tutelados por monjas que lucen carteles ante las cámaras en una población remota de Nigeria.

En un principio la protesta de ayer se había pensado solo para el ámbito europeo, en vísperas de las elecciones al Europarlamento. Se trataba de concienciar a los ciudadanos para que votaran a la opciones que tuvieran como proridad salvar el planeta. De hecho en varios países, incluido España, el movimiento ha difundido vídeos de youtubers, influencers y científicos llamando a tener en cuenta el cambio climático a la hora de votar mañana, pero en el seno de las tres campañas electorales del superdomingo español han pasado desapercibidos.

Al final se optó por extender el llamamiento a todo el mundo, como en el 15-M. Aaron Langguth, un estudiante de Berlín, detacaba a los medios durante la manifestación cómo «el cambio climático no se detiene en las fronteras, y un día u otro, se volverá irreversible». La Greta germana, Luisa Neubauer, lanzó una llamada al pueblo alemán, reclamando el apoyo delos adultos. «Los jóvenes no podemos parar la crisis climática solos», dijo.



La compañía líder en diálisis sobornó a médicos españoles

Fresenius Medical Care abonó millones a facultativos de varios países. A la presidenta española de Nefrología y al jefe del hospital de Valencia

La Europa de mañana

Pese a las importantes dudas que han surgido sobre el proyecto europeo después de 2008, el tren de la integración no se ha detenido en ningún momento. Pero la mayoría silenciosa tendrá que movilizarse.




Cada cinco años, la Unión Europea tiene una cita con el espejo: las elecciones al Parlamento Europeo nos sirven para contemplar el semblante de nuestro proyecto común y hacer balance del paso del tiempo. Estos comicios son, sin embargo, especiales. Son las primeras elecciones desde la crisis de los refugiados, desde el referéndum sobre el Brexit y desde la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En estos años convulsos, marcados por las tensiones y las inseguridades, no hemos apartado la mirada del espejo en ningún instante. Gracias a las urnas, el reflejo adquirirá la nitidez que tanto hemos echado en falta.

Las elecciones europeas suelen catalogarse como votaciones “de segundo orden”. La escasa participación en las mismas —que ha ido cayendo de forma ininterrumpida desde 1979— parece apoyar la tesis de que la ciudadanía europea no les otorga la importancia que merecen. Tres meses antes de las elecciones, tan solo el 38% de los ciudadanos sabía que estas tendrán lugar en el mes de mayo, y únicamente el 5% conocía las fechas exactas. El siguiente dato resulta igualmente revelador: el candidato del Partido Popular Europeo a presidir la Comisión, el alemán Manfred Weber, era conocido a un mes de las elecciones por solamente un 26% de los alemanes.


¿Debemos inferir de estos datos que los europeos se sienten indiferentes respecto a la Unión? Las encuestas dibujan un panorama más halagüeño. Según el último Eurobarómetro, casi siete de cada diez europeos —dejando a los británicos al margen— consideran que sus respectivos países se han beneficiado de la integración. Esta cifra es la más alta desde 1983, cuando empezó a formularse la pregunta. La mayoría de británicos, dicho sea de paso, concuerda ahora con esta opinión.
No obstante, se ha instalado en la Unión Europea una cierta desafección política, que afecta a todos los niveles de gobernanza. Las poblaciones de los países del Este, que se incorporaron a la Unión ya entrado el siglo XXI, tienden a desconfiar más del sistema político y a mostrarse más reticentes a ejercer su derecho a voto; no solo en las elecciones europeas, sino en todas. A esto se le suma que los jóvenes de nuestro continente son menos dados a participar en los cauces institucionales, pese a ser más europeístas que la media.

Se ha instalado en la UE una cierta desafección política que afecta a todos los niveles de gobernanza

Otro factor añadido es que, para las generaciones que presenciaron expectantes la evolución del proyecto europeo durante la segunda mitad del siglo XX, el efecto “luna de miel” se ha ido evaporando. Tal y como advierte Ivan Krastev en After Europe, puede que nos encontremos ante ese “fin de la historia” del que habló Francis Fukuyama en 1989, pero solo en el inquietante sentido de que a pocos les interesa ya la historia. Krastev, Mark Leonard y Susi Dennison, del European Council on Foreign Relations, describen así la magnitud de estos cambios sociológicos: “La Unión Europea fue creada por sociedades que temían su pasado. Ahora, los europeos temen su futuro”.

Aunque sigue siendo fundamental resaltar el papel de la integración europea como garante de la paz tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión ha de continuar acumulando fuentes adicionales de legitimidad. Por desgracia, las turbulencias económicas y migratorias de los últimos años —gestionadas de forma manifiestamente mejorable por parte de la Unión Europea y sus Estados miembros— no han contribuido a la causa. Los partidos nacionalpopulistas han sabido aprovechar el actual clima de desasosiego, en el que han germinado sus propuestas, consistentes en afrontar ciertos desafíos de presente y futuro (como la crisis demográfica) mediante recetas propias de un pasado idealizado (repliegue nacional).

Sin embargo, el caos del Brexit ha dejado indicios inequívocos de que fuera de la Unión Europea hace mucho frío. Salta a la vista que, con solo abrir la puerta, el Reino Unido ya se ha estremecido. El peso relativamente reducido de los Estados europeos, las distancias geográficas y las profundas interdependencias a nivel internacional constituyen realidades indefectibles, que terminan dejando en evidencia a aquellos políticos cuyo programa se basa en hacer la cuadratura del círculo. Los ciudadanos europeos han tomado nota de ello, y no es casualidad que los partidos continentales que planteaban una salida de la Unión hayan dejado de hacerlo.

Las instituciones europeas deben promover un pacto social medioambientalmente sostenible

El principal elemento que une a esta amalgama de partidos —más heterogénea de lo que puede parecer— es su discurso antinmigración, que adquiere tintes xenófobos. A este respecto, debemos seguir recordando que existe un derecho de asilo internacionalmente reconocido, que la inmigración en su conjunto puede ayudarnos a atajar nuestro problema demográfico, y que en Europa hay muchos menos inmigrantes de lo que suele pensarse. Oponerse a los flujos migratorios descontrolados es razonable; mirarse el ombligo y desentenderse de los habitantes de nuestros países vecinos nunca lo será. Estamos hablando de un imperativo humanitario, pero no solo de eso: la seguridad exterior y la interior están intrínsecamente conectadas.

En cualquier caso, el tema que más angustia hoy en día a los europeos no es la inmigración, sino la economía. Uno de los grandes retos actuales es la desigualdad, que viene aumentando en prácticamente todos los países de la OCDE. Lo mismo ha ocurrido con la brecha norte-sur en Europa, a raíz de la crisis económica. Si bien los Estados miembros no pueden eludir sus responsabilidades, las instituciones europeas deben hacer más por promover un nuevo pacto social que sea medioambientalmente sostenible, que dé respuesta a las disrupciones en el mercado laboral y que favorezca la cohesión a escala europea.

Una singular paradoja de nuestra época es que, pese a las importantes dudas que han surgido sobre el proyecto europeo después de 2008, el tren de la integración no se ha detenido en ningún momento. Por supuesto, queda mucho camino por recorrer, pero actualmente contamos con mejores herramientas para afrontar las dificultades financieras y económicas que puedan llegar. Para que esta tendencia continúe tras las elecciones, y para que la Europa que abandera el multilateralismo mantenga su protagonismo en un escenario global cada vez más inhóspito, la mayoría silenciosa que es partidaria de la integración habrá de convertirse en una mayoría movilizada.

Al situarnos frente al espejo en los últimos tiempos, los europeos hemos hecho emerger, por fin, un verdadero espacio político común. Si los partidos europeístas pretenden que esta creciente politización no se vuelva en su contra, harán bien en forjar una narrativa transformadora. Aunque en ocasiones podamos recrearnos nostálgicamente en “el mundo de ayer”, como hacía Stefan Zweig, tengamos en cuenta que el genial escritor austriaco se desvivió siempre por un proyecto de futuro: esa unión pacífica de Europa que nunca llegó a ver, pero que contribuyó a hacer realidad sin saberlo. Evitemos, pues, que la nostalgia se apodere ahora de quienes nos sentimos herederos de su causa, y comprometámonos a construir juntos la Europa de mañana.


Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Economía y Geopolítica Global de ESADE.

Lumir K, una lámpara LED que se alimenta de aceite de cocina

Solucionar el problema de iluminación que tienen millones de personas en todo el mundo no es un asunto sencillo. La electricidad no llega a todos los sitios, y depender de la luz solar o de las velas no es algo factible en la sociedad actual.




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África da el primer paso para impulsar un mercado común

El Tratado de Libre Comercio Africano entra hoy en vigor. Supone la creación de un mercado continental único de bienes y servicios integrado por 55 países.


Empleados de una planta automovilística en Uitenhage (Sudáfrica), el día 10.
Empleados de una planta automovilística en Uitenhage (Sudáfrica), el día 10. 

El Tratado de Libre Comercio Africano (AfCFTA, según sus siglas en inglés), el primer paso hacia la creación de una de las zonas de intercambios económicos más grandes del mundo, entra este jueves en vigor. Supone la creación de un mercado continental único de bienes y servicios integrado por 55 países, 1.200 millones de personas, unos tres billones de dólares de PIB conjunto y una unión aduanera con libre circulación para capitales y viajeros de negocios.

El proceso ha sido largo, lleno de obstáculos y aún debe completar varias fases, pero el sueño de una África más y mejor integrada avanza con paso firme.
De los 55 estados que integran la Unión Africana (UA), 52 han firmado el protocolo de adhesión al AfCFTA y 23 ya lo han ratificado mediante el acuerdo de sus respectivos parlamentos, lo que activa de manera automática su entrada en vigor. Sólo tres miembros mantienen reticencias, Benín, Eritrea y la gran potencia y país más poblado del continente, Nigeria. El presidente nigeriano, Mahamadu Buhari, ha pedido “más tiempo” para consultar con los sectores económicos de su país ante el temor de que su mercado nacional se vea “invadido” de productos muy competitivos que hagan daño a su tejido productivo. Sin embargo, Abuja no quiere perder este tren y sus líderes han manifestado que acabarán sumándose.

El comisario de Comercio e Industria de la UA, el zambiano Albert Muchanga, aseguró esta semana a Efe que este tratado “transformará la vida de los africanos”. A su juicio, el tratado “crea muchas oportunidades no sólo para acelerar el desarrollo del comercio, sino también para el desarrollo socioeconómico (...). El mercado que estamos creando va a promover inversiones a gran escala y la producción va a aumentar en África. Y cuando hay un incremento de la producción, hay oportunidades de empleo. Y cuando hay oportunidades de empleo, existe también la posibilidad de tener un sustento decente para nuestra gente”.

Su entrada en vigor representa la activación del marco legal a partir del que se desarrollarán los siguientes pasos, como la unión aduanera, la creación de un mercado común, la ansiada unión monetaria y la comunidad económica . Pero, según manifestó Muchanga a Efe, “estas son etapas muy diferentes que atravesaremos y llevarán muchos años. El tratado es sólo el principio”. Desde que se acordó en enero de 2012 hasta este 30 de mayo han pasado más de siete años, ocho rondas de negociaciones y numerosas discusiones, pero la UA está convencida de que el tratado va a acelerar la integración continental.
El compromiso adquirido por los distintos países tras la puesta en marcha del tratado es la eliminación de los aranceles en un 90% para la mayor parte de los bienes de consumo, quedándose fuera aquellos que se consideran estratégicos. Sólo esta reducción será suficiente para provocar un incremento del 52,3% del comercio intraafricano, según calcula la Comisión Económica para África de Estados Unidos. Mucho más que esto. A medida que caigan otras barreras y se avance hacia la unión aduanera, los intercambios entre países del continente podrían incluso doblarse respecto a la actualidad.

El atractivo que ello representa para la inversión extranjera es indudable. Los productos fabricados por empresas de China, Estados Unidos, la Unión Europea, Turquía o Rusia en cualquier país africano podrán circular por un vasto mercado de más de mil millones de personas a un coste sensiblemente inferior al actual. Además, la UA confía en que esto fomentará la producción africana, la diversificación económica y la industrialización, una de las asignaturas pendientes de muchos países.

El largo proceso hasta llegar a este tratado ha estado salpicado de suspicacias y negociaciones de carácter técnico muy duras. La diversidad, con países con economías muy sólidas y otros muy debilitadas, ha sido un hándicap para la armonización de la legislación. Hay territorios con una gran capacidad de fabricación de bienes, como Kenia, Sudáfrica, Egipto o Marruecos, que saldrán rápidamente beneficiados del acuerdo, mientras que otros con menos músculo productivo, como Guinea Bissau, Togo o Uganda, podrían sufrir más en los primeros momentos.

Además del Tratado de Libre Comercio, también está en marcha la ratificación del Protocolo de Libre Movimiento, aunque a un paso más lento. Mediante este instrumento, complementario del AfCFTA, se persigue la libre circulación de personas, la protección del derecho de residencia de los africanos en cualquier país del continente y blindar jurídicamente la posibilidad de que se establezcan y abran un negocio o empresa. La idea es facilitar que los africanos puedan beneficiarse de la creación de empleo esperada allí donde se produzca.

Entre los principales retos del tratado está lograr la adhesión de Nigeria. Las autoridades de este país temen que su sector manufacturero y las pequeñas empresas se puedan ver afectados, así como los beneficios logrados en su profundo proceso de transformación de la agricultura, con la entrada masiva de bienes procedentes de otros países cuya trazabilidad no será siempre fácil descifrar. A juicio del vicepresidente Osinbajo, quien lidera las negociaciones con sindicatos y empresarios de su país, es necesario primero fortalecer la capacidad de su sector productivo, mejorar el suministro de energía en su país y construir nuevas infraestructuras viarias.

El siguiente hito de este proceso se vivirá el próximo mes de julio en Niamey, la capital de Níger, donde está previsto que se celebre una cumbre extraordinaria de Jefes de Estado para la activación de la fase operativa del acuerdo que hoy entra en vigor.